miércoles, 2 de febrero de 2011

Revolución árabe, pasividad europea

El pasado 17 de diciembre Mohammed Bouazizi se quemó a lo bonzo en frente de una oficina de gobierno como protesta contra el maltrato que recibió de una oficial de polícia, quien había confiscado el carro con el que ganaba dinero como verdulero. La chispa que sirvió para acabar con su vida impulsó el movimiento que logró la dimisión del entonces presidente tunecino, Zine el Abidine Ben Ali, y ahora continúa causando manifestaciones en Egipto, contra el presidente Mubarak.


No voy a dudar que en Túnez y Egipto existe un nivel de vida peor que en España, donde todavía podemos exigir una cuota importante de libertad. Sin embargo, las últimas noticias señalan que la cantidad de parados ha alcanzado un récord histórico de 4,2 millones, lo que representa una tasa del 20,33%.

No sería extraño imaginarse a un Bouazizi indignado ante la cola del Inem, y promoviendo una manifestación como la cola mas larga del paro, convocada hace unas semanas y que terminó siendo un enorme fracaso al cual sólo acudieron unas 100 personas.


Las quejas no escasean en los bares, la calle o en la web, donde se pueden leer día a día comentarios en Facebook, Twitter o incluso en la nueva red social Parobook, creada específicamente con el fin de denunciar la situación actual. Pero definitivamente faltan personas que sean capaces de algo mas que hablar...

En Egipto, se prohibió el internet, pero no por los comentarios o burlas tontas que se pueden hacer allí a los representantes, sino porque servía para la organización de las protestas.

No creo que sea necesario llegar hasta el punto de prendernos en fuego, pero si ni siquiera somos capaces de salir a protestar a la calle..¿Por qué pensarían los gobernantes que están haciendo las cosas mal? ¿Quién se lo dice? Faltan voces ...y cuerpos que las representen.





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